Para entender la relación del
clima con la apicultura es útil primero tener un entendimiento de dos conceptos
relacionados con las abejas y su medio ambiente. Estos conceptos son la
afluencia del néctar y la afluencia de la miel. No obstante que los abejeros
hablen de éstos como si fueran iguales, y aunque tengan parecidos, son
diferentes procedimientos.
La afluencia del néctar es una
función de las plantas. Se refiere ambas a la cantidad y la calidad (cantidad
de azúcares disueltas) del néctar secretado por la planta. La afluencia de
néctar en un sitio y en un tiempo especifico depende de las especies de plantas
y los factores del clima que afectan a esas plantas. Los factores climáticos y
la composición del terreno determinan la flora de un sitio, afectando la afluencia
potencial de néctar. Lluvia, temperatura, y sol afectan las matas y
determinan la afluencia actual del néctar.
Para la mayoría de especies de
plantas, las condiciones para la afluencia óptima de néctar son - lluvia
adecuada antes de florecer y condiciones secas y asoleadas durante el periodo
de florecer. La ocurrencia y cantidad relativa de períodos secos de sol varia
de año en año, por eso la afluencia de néctar puede ser muy variable. Algunas
especies de plantas se afectan menos con las fluctuaciones climáticas. Estas
matas son seguras de segregar buenas afluencias de néctar ano tras año. Otras
plantas son muy sensitivas a las fluctuaciones. Estas pueden rendir mucho
néctar unos años y no rendir nada en otros años.
La afluencia de la miel es una
función de la relación de la abeja con las matas. Es el uso de la afluencia
del néctar por la colonia de abejas. Aunque haya poco que el abejero pueda
hacer para afectar la afluencia del néctar; buen manejo de la colonia es
importante para asegurar buenas afluencias de miel. Se necesitan colonias
fuertes en el periodo de máxima floración para producir la óptima afluencia
de miel.
Para producir una buena
afluencia de miel las abejas pecoreadoras o recolectores necesitan
condiciones atmosféricas favorables para volar durante el periodo de buena
afluencia de néctar.
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Las áreas óptimas del mundo en
términos de la afluencia potencial de miel son áreas de bosque caducifolio en
los sitios tropicales que son alternativamente húmedos y secos. Estas áreas
tienen una temporada seca larga que permite que las colonias de abejas aumenten
sus fuerzas y población para poder aprovechar la máxima afluencia del néctar.
La flora de estas áreas también es particularmente rica en plantas
nectaríferas. El periodo seco y asoleado después de las lluvias induce una
afluencia de néctar y es buen tiempo para el forraje. Estas áreas pueden
soportar grandes apiarios de 100 colonias con rendimientos óptimos de hasta 150
kg/colonia/año.
Areas con continuas condiciones
frescas, nubladas o lluviosas no son favorables para la apicultura. El néctar
es de baja calidad, y estas abejas no tienen suficientes días que permiten el
forraje en estas regiones. Por supuesto que en regiones grandes de desierto
está excluida la apicultura permanente aunque haya forraje bueno por cortas
épocas durante el año.
Las abejas no son atraídas a
todas plantas. La flora nectarífera varia mucho dentro de cualquier zona
climática. Factores naturales afectan el medio ambiente, y a veces la gente
puede alterar las posibilidades apícolas de una región con los métodos
agrícolas y el modo de uso del terreno. El arrazar grandes áreas de forraje
bueno y su reemplazo con la monocultura puede destruir un sitio bueno para las
abejas si la cosecha introducida no es ventajosa para la abeja.
Por otra parte, el pasto de
abejas de un lugar se puede mejorar si plantas de ventada nectarífera marginal
se reemplazan con plantas que producen bastante néctar y polen. Jamás es
económicamente práctico hacer sembrados grandes sólo para
mejorar el pasto de abejas, aunque el pasto de una área se puede mejorar
escogiendo buenas plantas nectaríferas que tengan otros usos palmarios como de
selvicultura, leña, o cosechas de forraje para ganado.
La apicultura puede ser lucrativa
bajo diversas condiciones de afluencias de néctar y miel. Estas condiciones
ayudan a determinar el tamaño y el tipo de
una operación apícola lucrativa y no a determinar la proporción de ganancia.
Hay muchos sitios que no serien buenos para una industria apícola de escala
grande, pero soportarían muy bien un proyecto de pequeña escala.
El plan de un proyecto apícola de
pequeña escala no debe poner mucho énfasis en la flora nectarífera. El fin de
la mayoría de estos proyectos es de introducir mejores métodos a la relación
establecida entre el hombre y la abeja. Si la relación ya existe, y las abejas
ya están produciendo miel, es mucho más práctico deducir que existe un pasto
adecuado. Es un desgaste de fuentes poner énfasis en el estudio de la flora
nectarífera regional para el comienzo de un proyecto pequeño.
La identificación de la flora nectarífera
es parte integral del conocimiento del abejero, el cual aumenta con la
experiencia. Un estudio especial no se necesita. Los mismos abejeros aprenderán
a identificar la flora nectarífera mediante sus observaciones. El primer paso
es fomentar la apicultura.
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